martes, 14 de julio de 2009

Definiendo el Altruismo

Mucha de la sociedad contemporánea esta basada en la idea que el altruismo es el estándar moral por el que se debe medir a las personas. Tanto algunas filosofías humanistas como las religiones basan su marco ético en la idea que la meta del individuo debe ser el servicio al prójimo. En casos extremos, este código de ética llama a humillarse ante los enemigos dando la otra mejilla, o al suicidio ritualista para vengar al colectivo. A eso se le llama altruismo. El altruismo se define como la idea de vivir para servir a los demás, el poner el bien de los demás por encima del propio.

La razón por la cual tanto la religión, como algunas filosofías humanistas ponen el concepto de autoinmolación altruista como un código de ética es porque erróneamente achacan todos los males de la sociedad al egoísmo y la búsqueda del interés propio de los individuos. Los proponentes de este precepto moral tienen una perspectiva tribal que ve al individuo como un fragmento desechable de un ente con nombres como Pueblo, Patria, Congregación, Raza y otros. La persona ideal para ellos es el individuo que esta listo a dar su vida por el grupo. Aunque se conforman con ver que las personas cedan lo mejor de ellas a los demás.

Gracias al error histórico de culpar por todos los males de la sociedad al individuo que busca su beneficio propio, la palabra egoísta ha tomado un carácter peyorativo. Los lideres de los movimientos religiosos y sociales, ya sean "progresistas" o "conservadores", ven al individuo que se priorisa a si mismo y su supervivencia como la raíz de todo el mal. Este ser egoísta es atacado físicamente y con dedos acusadores por buscar su supervivencia y superación por sobre todas las cosas. La resistencia al egoísmo es el dogma que los religiosos comparten con los socialistas y los fascistas.

Pero el egoísmo no es la raíz del mal, sino que el manantial de los logros humanos. Si una sociedad es conformada por individuos egoístas que buscan su beneficio propio racionalmente, viendo al futuro y respetando el derecho de los demás a ser egoísta también, entonces cada individuo dará lo mejor que puede voluntariamente para obtener el mayor beneficio para si mismo, sin sospechas de las intenciones de su vecino. La transparencia de motivos en este tipo de sociedad abre las puertas al comercio ético y la creación de la riqueza para todos los participantes en proporción a su talento y esfuerzo. La producción no es mas que el resultado del uso de la razón aplicado al deseo egoísta de sobrevivir y hacerlo con excelencia.

Cuando se demoniza al egoísmo, se condena a los seres humanos a la muerte ya que su deseo natural de sobrevivir es también condenado. Cuando el ser humano es visto como un animal para ser sacrificado para el beneficio de los demás, su deseo de excelencia desaparece y la mediocridad queda como su meta. Porque cuando es inmoral producir riqueza y quedarsela, pero moral recibir la riqueza creada por otros, la producción cesara y los métodos de supervivencia serán la intimidación, la fuerza y la falsa culpabilidad. Solo en una sociedad tribal e irracional se puede esperar que un ente vivo vaya en contra de su naturaleza, y busque la muerte para que otro viva, cuando existen alternativas que mejoran la vida de cada persona.

jueves, 9 de julio de 2009

Porque el Socialismo No Logra la Solidaridad Social

Las personas que son campeones del socialismo hablan mucho de la solidaridad social. Para ellos la solidaridad es la base de una sociedad feliz y en paz. La raíz de este ideal es la propuesta de Karl Marx que manda que cada persona reciba según sea su necesidad y cada persona dé según sea su habilidad. La solidaridad social también tiene su base en la filosofía del Utilitarismo, que reza que la sociedad ideal existe cuando se logra el mayor bien para la mayor cantidad de personas. Pero en práctica, estas ideas llevan más bien al resentimiento interpersonal y la animosidad.

Las premisas erróneas de la tesis de la solidaridad social deben ser exploradas. En primer lugar las sociedades no pueden ser felices ya que no son entes vivientes. Solo un ente vivo con raciocinio puede lograr la felicidad. Los individuos miembros de la sociedad si pueden ser felices o no según las acciones y decisiones que tomen. Si las acciones que el individuo decide tomar son guiadas por la razón entonces estas lograran mejorar sus vidas ya que la meta de lógica de un individuo es la preservación y promoción de su propia vida. Como recompensa de una serie de decisiones y acciones que mejoran su vida, el individuo lograra la felicidad. Si por lo contrario, el individuo toma decisiones autodestructivas, la infelicidad y la angustia lo acosaran así como el dolor físico es la consecuencia de una herida.

Además debemos ver cuales son las consecuencias del mandamiento Marxista. Si la necesidad de cada persona debe de ser satisfecha, la lógica dicta que alguien debe de proveer satisfacción. La segunda parte del mandamiento les da a las personas de mayor capacidad y habilidad la obligación de proveer lo necesario para satisfacer la necesidad del menos capaz. Implícitamente una sociedad basada en estos preceptos convierte a la persona con mayor capacidad en sirviente del incapaz. Es la obligación de las personas creativas y productivas llevar la carga de los que, por cualesquiera sea el motivo, son menos productivos. La recompensa para aquel que se esfuerza, es según Marx, la esclavitud.

El Utilitarismo, por su parte, implica que la redistribución de los bienes lograra una mayor cantidad de satisfacción. Según esta filosofía aplicada a lo económico, una persona pobre recibe un mayor beneficio marginal de una cantidad x de dinero extra, que lo que recibiría una persona rica con la misma cantidad extra al mes. Por ejemplo, si una persona que gana $250 al mes recibe un subsidio de $25, ella podrá comprar 10% más productos para ese mes. Pero si otra persona que gana $2,500 también recibe el subsidio de $25, esta solo aumentara su poder adquisitivo mensual por un 1%. Claramente la primera persona usara su subsidio para satisfacer sus necesidades básicas, mientras a la segunda le servirá como propina y su satisfacción extra es menor que la de la primera. Si se sigue esta idea en un proceso lógico, excluyendo otras consideraciones y consecuencias, se puede concluir que el agregado de las satisfacciones individuales será maximizado cuando nadie dentro de una sociedad gane más que otra.

Tomando este análisis de las primicias de la tesis de la solidaridad social que promueve el socialismo, es inevitable evadir que la real consequiencia de este ideal es la desconfianza y el resentimiento. Para cada persona que acepta que es su obligación moral ayudar a las personas más necesitadas que ella misma, tendrá que ver a cada persona que gana mas como un explotador, y al que gana menos como una carga. Cada centavo que ella gane mas que su vecino, lo tendrá que esconder ya que el necesitado tiene una hipoteca sobre su capacidad, y mirara al vecino mas capaz con sospecha, porque asumirá que el también esconde su centavo extra al cual ella tiene derecho. Solamente cuando la filantropía y la caridad sean voluntarias, sin obligaciones impuestas por coerción o culpabilidad, podrá haber una real solidaridad entre las personas. En una sociedad donde el capaz es el esclavo del mediocre, nadie querrá ser el esclavo pero todos querrán ser mediocres.

martes, 7 de julio de 2009

Como Pudo Llegar Zelaya al Poder / How Zelaya got into Power in the First Place

Como Pudo Llegar Zelaya al Poder

La evidencia que el estado de Honduras ha presentado en contra del ahora depuesto Presidente José Manuel “Mel” Zelaya es fuerte. Existe evidencia que apunta a una serie de irregularidades e ilegalidades en las cuales el Sr. Zelaya aparenta estar involucrado. Si toda esta evidencia es sustentada, la ley deberá enjuiciar y procesar a este señor.

La pregunta que muchos en la comunidad internacional se hacen es: ¿Como pudo haber llegado al poder el señor Zelaya, si su compas moral está tan desviado? Pero es la pregunta que los que apoyan a Mel se hacen la que da la respuesta. ¿Por qué la fiscalía no acuso en su momento a funcionarios de gobiernos anteriores también?

Los grupos que apoyan a Mel Zelaya tienen razón en hacer esta pregunta, aunque al final la respuesta no le de sustento a su argumento. En gobiernos anteriores los actos de corrupción han sido descarados, y las preferencias que han dado a un grupo de "poder" u otro de "presión" han sido violatorias del precepto de igualdad ante la ley. Tanto algunos "empresarios" que obtienen acceso preferencial en las licitaciones, como las agrupaciones gremiales que obtiene sus leyes privadas o estatutos, son beneficiados por los privilegios que el Estado Todopoderoso puede conceder según sea el placer de la pandilla de turno que lo controla.

El problema radica en la actitud de la cultura ante tales actos de ilegalidad, así como con menores violaciones al estado de derecho. En Honduras se vive en un ámbito en que pocos reclaman cuando una persona se salta la fila en el supermercado o el banco. Y las violaciones de la ley de tránsito son aceptadas como rutinarias. Los testimonios de algunos indican que existen miembros de los medios que usan su acceso a la palestra pública como método de chantaje. Esta actitud de impunidad sube la pirámide de importancia hasta llegar a las salas de poder donde se escuchan historias de funcionarios públicos que cobran dinero u otros favores por el "honor" de una conversación con ellos por escasos minutos.

Es este el vivero de corrupción que vive Honduras el cual permite que alguien con el aparente historial pasado y presente de Manuel Zelaya llegue al poder. Si el señor Zelaya no hubiese considerado el estado de derecho como débil, tal vez no se hubiese atrevido a usar una orden judicial como papel higiénico. Pero aun más importante, en una cultura donde la impunidad es rechazada, los ciudadanos de este país también hubieran indagado más acerca de la fortaleza moral del Sr. Zelaya y lo hubiesen encontrado insatisfactorio como líder.

La pregunta es: ¿los hondureños aprenderán que el estado de derecho tiene sus ventajas, aunque haya que esperar su turno en fila?
-------------------------------------------


The evidence the State of Honduras has presented against the deposed President Jose Manuel Zelaya is strong. Evidence points to a series of irregular and illegal acts in which Mr. Zelaya appears to be involved. If all this evidence pans out, this man should be prosecuted.

The question many in the international community are asking is how someone could, with such a misaligned moral compass as Mr. Zelaya is alleged to have, gain power? The answer lies in the question his supporters ask: Why didn't the Attorney General's office act with equal zeal against other public officials in the past?

Mr. Zelaya's supporters are right in asking this question, although the answer may not lend much support for their argument. In previous administrations, corruption acts have been obvious and the preferences they have shown towards either "economic groups" or "pressure groups" have violated the legal premise of equality under the law. Just like "businessmen" have gotten first dibs when bidding for government contracts, so have unions and professional guilds obtained their private laws granting them privileges by the Omnipotent State at the pleasure of whichever gang controls it at the time.

The problem has its roots in the cultural attitude towards large illegal acts, as well as minor violations of the rule of law. Hondurans live in an environment where queue jumpers, whether at the bank or in the supermarket, are not confronted. Traffic violations are taken for granted. Many businessmen confide in one another that members of the media blackmail them with bad press. This attitude of impunity rises all the way to the top of the pyramid of power where some public officials are said to charge a fee or other favors for the "honor" of access to them for a scant few minutes.

In this incubator of corruption in which Hondurans live, it is possible someone with the alleged past and present track records of Manuel Zelaya to rise to power. Perhaps if Mr. Zelaya had not seen the rule of law in his country as weak, he would have not used a court order as toilet paper. But more importantly, in a more law abiding culture, voters might have looked into the moral fortitude of Mr. Zelaya and would have found him wanting.

The question now is, will Hondurans learn that the rule of law has its advantages even if they have to learn to wait their turn in line?