miércoles, 14 de enero de 2009

La Creación de la Riqueza.

Un análisis de Roberto Chahín

La riqueza que muchos codician, otros menosprecian y unos pocos trabajan para obtener, requiere una definición para poder ser analizada. La riqueza es en esencia el poder adquisitivo que ha sido acumulado, en vez de haber sido consumido.

El poder adquisitivo es la habilidad de convencer por medio de la razón, sin violencia ni coerción, a una persona a ceder su propiedad o sus servicios a cambio de algo que el comprador ofrece. Si el comprador puede convencer al vendedor que lo que él ofrece tiene igual valor o mayor a lo que se quiere adquirir, entonces el intercambio toma lugar. Esta es la base del comercio libre: el intercambio libre para el beneficio mutuo de los participantes.

¿Pero como se posible intercambiar un producto por otro y que los dos participantes salgan ganando? Para que esto suceda, cada uno de los participantes del intercambio debe tener la capacidad de obtener, producir o proveer el bien o el servicio a un precio menor que al que su contraparte lo podría obtener, producir o proveer por si mismo. Cada uno de los participantes debe especializarse en la producción del bien o el servicio que ellos proveen de tal forma que la producción sea más eficiente de lo que podría hacer la otra persona.

La especialización económica es el proceso de la búsqueda de métodos para producir un bien o servicio de una forma mas eficiente que lo que un consumidor lo podría proveer para si mismo. Este proceso requiere que el productor invierta su esfuerzo físico, mental y económico para desarrollar el proceso y equipo necesario para obtener una ventaja productiva y así poder llevar al mercado un producto a un precio favorable para el comprador y para si mismo.

El precio de una pizza servida por un restaurante es menor que lo que le costaría a un consumidor cocinarla por si mismo, cuando tomamos en cuenta el costo del tiempo, del equipo y de los ingredientes para el consumidor. Pero, si en vez de ir a un restaurante, el consumidor va a una pizzería, donde se especializan solo en pizzas, el costo para el productor será aun menor que para el restaurante, ya que la pizzería tendrá un equipo e inventario especial, lo cual permitirá la producción a menor costo. La pizzería podrá vender a un precio menor que el restaurante, y aun así, logrará mayor ganancia. El consumidor también gana ya que se ahorra la diferencia entre no solo estos dos restaurantes, sino que el costo de producir la pizza por si mismo. Estos ahorros y ganancias son poder adquisitivo, en la forma de dinero, que se pueden gastar en otros bienes o servicio, o ahorrar para crear riqueza.

Analizando esta relación, se puede concluir que la especialización económica es la causa inicial que permite la acumulación del poder adquisitivo, si el consumidor o el productor deciden ahorrar sus ganancias de la relación comercial que les ha beneficiado a ambos. Esta nueva riqueza puede, a la vez, crear mas poder adquisitivo, si se invierte en mayor producción. Y así se crea un circulo virtuoso que aumenta la riqueza de quien invierte su exceso de poder adquisitivo.

¿Pero cual es la causa que nos da el efecto que es la especialización económica que tanto beneficio trae? Es el deseo del lucro personal en combinación de la creatividad y esfuerzo del productor. Los métodos que él inventa, la maquinaria que diseña y el capital y tiempo que arriesga para lograr la productividad superior que le permiten la especialización, son el manantial de la riqueza. Porque los inventos no caen del cielo y las fábricas no son un recurso natural, así la riqueza no es tampoco un bien común. La riqueza es el efecto del esfuerzo creativo en búsqueda del lucro personal del individuo productor.

Pero en el proceso de creación de esta especialización económica, el beneficio no es solo de la persona que inventó el método nuevo o la maquina eficiente. Hay que recordar que el consumidor ahorra su tiempo y poder adquisitivo para consumirlo en mayor bienestar o para ahorrarlo y crear más riqueza. También se beneficia el trabajador que el productor contratará para operar sus métodos y maquinas. El trabajador es otro agente económico que provee el servicio de mano de obra para su lucro personal. Gracias al productor creativo y su búsqueda de lucro personal, el trabajador tendrá un nuevo cliente a quien venderle sus servicios.

Como ente económico, el trabajador tiene las mismas oportunidades para crear riqueza por medio de la especialización. Su mano de obra se vuelve más eficiente con la educación y la experiencia. En muchos casos, el productor mismo proveerá el entrenamiento necesario para que el trabajador implemente su nuevo proceso eficiente. Un trabajador con habilidades podrá así cotizar su mano de obra a mayor precio, gracias al productor que la requiere y que en muchos casos provee el entrenamiento.

Pero cuando por decreto gubernamental se obliga al productor, con la coerción de acción legal que basa su autoridad en la capacidad del Estado de usar la violencia, a comprar mano de obra a un precio mínimo dictado, se rompe la harmonía del comercio libre entre individuos que buscan un lucro mutuo. Esta harmonía se quebranta también cuando los trabajadores dejan de actuar como individuos y se colectivizan con el simple propósito de extorsionar con fuerza e intimidación, lo que por razón como individuos no pudieron negociar con quien les provee la oportunidad de vender su mano de obra.

Estas dos acciones coercitivas tienen como fin la redistribución de la riqueza que emana de la creatividad y esfuerzo del individuo productor. Esta riqueza no emana de quien empuja el botón de una maquina, sino de quien invento, arriesgo y se esforzó para que la maquina tuviera un botón que empujar. Es gracias a este productor que el trabajador se puede ganar la vida empujando un botón y no un arado artesanal en una finca de subsistencia con tecnología de la edad de bronce.

La riqueza tiene una causa: la mente creativa del individuo que busca el lucro propio. Esta riqueza se distribuye naturalmente con los beneficios que recibe el consumidor, al poder comprar productos al mejor precio, y los que recibe el trabajador calificado, al tener mercado para vender su mano de obra. Estos beneficios se reparten según la capacidad de cada individuo en la cadena productiva. Si el trabajador cree poder vender su mano de obra a mejor precio, el tiene la opción de cambiar de trabajo. Un consumidor libremente escoge que productos comprar según sus preferencias. Si el productor quiere cobrar mucho por un producto que tiene substitutos, entonces el consumidor no le comprara. En un mercado libre donde la razón, y no la amenaza latente de violencia, es la que dirige el intercambio de bienes y servicios, la distribución de la riqueza se hará según la capacidad que el agregado de los entes económicos juzguen correcto por medio de sus decisiones de consumo.

Cuando el Estado amedrentador fija precios mínimos o máximos para los factores de producción o los productos terminados, se violenta la ley de la oferta y la demanda ya que obliga a que las transacciones sucedan a precios arbitrarios que distorsionan las señales de mercado. Al forzar la transacción se violenta los derechos de unos entes económicos a favor de otros al no poder usar la razón en el proceso de la negociación para el consumo y la inversión. La identidad del sacrificado varía según la ideología política de la pandilla que controla el poder excesivo del Estado. Pero sean los trabajadores o los empresarios con cuello los beneficiarios del padrinaje estatal, la distribución natural de la riqueza será distorsionada a discreción de los políticos de turno.